El dibujante Kim, conocido por su personaje de Martínez el facha en El Jueves y como el dibujante de las novelas gráficas El arte de volar (2009) y El ala rota (2016), publicó en 2018 un relato autobiográfico, Nieve en los bolsillos. Alemania, 1963. Esta novela gráfica describe su periplo desde que abandona sus estudios de Bellas Artes un año antes de hacer el servicio militar para encaminarse hacia el nuevo eldorado de numerosísimos emigrados españoles, la Alemania del milagro económico.
La Alemania de aquellos años 60 era, tras Francia, el destino preferido de los emigrados españoles. Al menos 800 000 eligieron Alemania (aunque no falte quienes afirmen que la cifra habría rondado los dos millones). Si Alemania necesitaba mucha mano de obra en aquella época, sobre todo en los sectores de la metalurgia y del textil, a la España franquista le venía bien deshacerse de desempleados poco cualificados de las zonas más pobres y presumía de favorecer el desarrollo económico del país. Gracias a los siete mil millones de dólares que mandaron aquellos emigrados a España en quince años, la operación resultó provechosa1. El gobierno franquista tenía, eso sí, una clara preferencia por su exaliado de guerra, pues la RFA de aquella época era profundamente anticomunista y, si la comparamos con Francia, acogió a muchos menos oponentes antifranquistas. Un acuerdo entre gobiernos negociado en unos pocos días (del 29 de enero al 2 de febrero de 1960) fue firmado el 29 de marzo de 19602. La consiguiente ‘emigración asistida’ que siguió fue gestionada por el Instituto Español de Emigración que ‘seleccionaba’ previamente a los candidatos, privilegiando a los trabajadores provenientes de Andalucía, Extremadura, León y Murcia, en detrimento de zonas más industrializadas en las que la mano de obra tenía una formación de mejor calidad. Mediante el proceso de selección previa obligatoria, el IEE ejercía también un control político para evitar que elementos antifranquistas pudiesen escapar hacia Alemania. Pero, junto a aquella emigración controlada, muchos españoles se dirigieron directamente a los consulados alemanes para conseguir un visado y, sobre todo –y como les sucederá a numerosos personajes representados en Nieve en los bolsillos. Alemania, 1963–, muchos españoles trataron de encontrar un trabajo in situ tras conseguir el sello de ‘turista’ en el pasaporte, estampado por los agentes de la aduana alemana, lo que en la Alemania del milagro económico planteó pocos problemas finalmente. Sanz Díaz distingue tres categorías de emigrados:
A partir de la firma del acuerdo hispano-alemán de 1960 podemos distinguir tres modalidades en la emigración española a Alemania. La primera, o emigración por el primer camino, es la emigración asistida, en la que el IEE intervenía activamente en todo el proceso migratorio en estrecha colaboración con la BAA3. Este primer camino tenía, a su vez, dos modalidades: la recluta anónima y el llamamiento nominal (namentliche Anforderung). La emigración por el segundo camino se realizaba mediante un visado de entrada, extendido por las representaciones consulares alemanas en España. La última posibilidad era la emigración por el llamado tercer camino, en la que el emigrante entraba en territorio alemán como turista y obtenía posteriormente los permisos necesarios (de trabajo y residencia) para permanecer en el país desempeñando un empleo. En el segundo y tercer casos, el IEE no ejercía papel alguno, lo que conculcaba la aspiración del Instituto al monopolio total de los flujos migratorios españoles y fue una fuente de tensiones con la Administración alemana4.
A través del periplo que describe en su propio relato, Kim dibuja aquella emigración de la ‘tercera vía”, la vía ilegal, de manera bastante exhaustiva. Solo cuatro páginas de las casi doscientas que contiene el libro atañen a la emigración legal organizada por el régimen franquista5 y describe a los emigrados como “cansados, con la tristeza y el miedo en sus caras”6.
Fig. 17
Al contrario de lo que se podría esperar, la descripción de Kim comporta muchas escenas en que los emigrados españoles son acogidos con amabilidad por la población alemana. Por una parte, el protagonista, tras hacer autoestop, sube al camión de un chófer alemán que ofrece tres marcos a cada uno de sus pasajeros emigrados para comprar algo de comer (una cantidad correcta en aquel entonces, cuando el sueldo medio era de unos 500 marcos al mes). Por otra parte, desde que bajan del camión, aquellos emigrados son invitados por unas mujeres alemanas a entrar en su casa para lavarse, sin segundas intenciones (“Al parecer alguien nos había visto y nos ofrecía su cuarto de baño para que pudiéramos lavarnos”)8. Varias veces Kim muestra cómo unos alemanes ofrecen un café en su casa9 a aquellos emigrados que trabajan duro al aire libre.
La primera auténtica conversación que el protagonista tendrá con unos alemanes ocurre en el bar-restaurante de la estación de Fráncfort: allí se topa con una compañía de circo10 en la que un enano le revela su amor a España y su odio a Franco, lo que recuerda al protagonista los rasgos fascistas discriminatorios de la España franquista. Tanto entre los nazis como entre los franquistas, podemos imaginar que un enano era tan discriminado como otras franjas de la población consideradas como inferiores.
Fig. 211
Esos rasgos negativos de su propio país se los recuerda al protagonista el conductor alemán que lo recoge más adelante12, quien se alegra de haber lanzado bombas desde su avión de la Legión Cóndor sobre supuestas ciudades comunistas de España.
Excepto estos dos encuentros con alemanes que aluden al régimen franquista, los alemanes aparecen, sobre todo, como personas campechanas13, como, por ejemplo, unos policías que sorprenden a Kim y su amigo Emilio acampando en una plaza de la ciudad, lo que estaba prohibido. Los policías, que pasan las vacaciones en playas españolas, los llevan a una residencia que los acoge gratis14.
Fig. 315
Emilio, que comparte las aventuras del protagonista, lleva a este a cenar a casa de unas conocidas españolas que, después de unos primeros meses difíciles “limpiando servicios”16 han pasado a ocupar puestos de enfermeras: “A los alemanes hay que reconocerles que saben ser justos”, dice una, y la otra responde: “Sí, aquí no es como en España, donde nadie reconoce nunca tu trabajo, aquí si trabajas duro… te lo saben valorar…”17. Este punto de vista no lo comparte, sin embargo, su compañero Julio, que les aconseja a Kim y a su amigo Emilio que vayan a ver a unos intermediarios españoles que son abogados y saben “arreglar” la situación de los “turistas” para encontrarles un trabajo a cambio de un mes de su futuro sueldo18. Dichos intermediarios les proponen falsificar los sellos de “turista” tachándolos y reemplazándolos por un sello de la Embajada de España, lo que sobreentiende que existen algunos vínculos con el poder franquista. Estos abogados corruptos los llevan a la ciudad de Remscheid y los hospedan en una residencia gestionada por Cáritas, organización social de la iglesia católica alemana. Una vez más, el vínculo oculto con el régimen franquista –alojar a los españoles en una institución católica, es decir fiable– parece evidente. En esa residencia en Remscheid transcurre la mayor parte de la acción: al no encontrar trabajo debido al sello de turista, el protagonista utiliza sus talentos artísticos pintando varios cuadros, lo que le permite obtener alojamiento gratis y le deja tiempo para conocer mejor a sus compatriotas exiliados y a veces ayudarlos. De simple relato de aventuras de un joven estudiante que ha ido a buscar fortuna de manera temporal a un exilio desconocido, la perspectiva se amplía a un vasto panorama de todo lo que estaba oculto por el franquismo: militarismo autoritario, relaciones sociales verticales y moral sexual ultraconvencional. Como dice Álvaro Pons en su prefacio al libro:
Poco a poco, esos relatos no solo cuentan la historia no escrita de los emigrantes españoles en Alemania, sino que en su conjunto componen un retrato perfecto de la España que no podía ser dicha, de esa que no podía hablar19.
Fig. 420
La historia de la emigración española en Alemania es la historia de lo no dicho de la España franquista, la verdadera historia de España. La España de aquellos emigrados aparece entonces sin maquillaje ni máscaras como lo que era: una dictadura militar fundada en unas mentalidades y unas estructuras autoritarias. Dos ejemplos de este militarismo aparecen en el libro: por una parte, el relato del primer español con quien se topa Kim, Emilio21, y, por otra parte, la trayectoria de un hombre de la residencia de emigrados que se fugó del ejército español, secretamente involucrado en una guerra en Marruecos22.
Fig. 523
Emilio huye de las obsesiones de su padre, coronel franquista que lo matriculó sin su acuerdo en la Academia Militar de Zaragoza24. Si esta decisión del padre es individual, aunque típica de la mentalidad de la época, el fenómeno militarista está, en realidad, omnipresente. El militarismo es descrito con mayor precisión por Andrés, traumatizado por la guerra no confesada en Marruecos, en la que tuvo que matar a un hombre. La reacción asombrada de los demás españoles de la residencia cuando él pronuncia la palabra “guerra” muestra perfectamente que esta posición de emigrado les permite descubrir las realidades políticas que el régimen autoritario había ocultado a los españoles que desconocían la situación.
Si la España franquista había apostado por Alemania, era por el poco número de republicanos anti-franquistas que ya estaban allí y pensaba encontrar en las residencias gestionadas por la iglesia católica lugares poco propicios al espíritu de protesta. En ese cálculo no se previó el papel que podían jugar los sindicatos alemanes, muy poderosos en el sector de la metalurgia, que muy rápidamente formaron las conciencias políticas de los obreros emigrados españoles. Esto lo supo la Embajada de España, cuyo agregado encargado de dichos emigrados, el falangista Luis Enrique Sorribes, quien ocupó el cargo de 1953 a 1971 (duración excepcional para un diplomático), se ocupó de llevar a estos emigrados “por el buen camino”. Se puede ver un ejemplo perfecto de ello en la novela de Kim cuando un supuesto “comité de ayuda al inmigrante” llega de Madrid para predicar la buena palabra de la madre patria en esa residencia, lo cual se termina con gritos e insultos: “Rojos, sois unos rojos, dad gracias de que no estemos en España”, dicen los falangistas25.
Fig. 626
Uno de los métodos para controlar mejor a aquellos emigrados fue la difusión masiva de la prensa española controlada por el régimen y, sobre todo, la incitación a afiliarse a organizaciones españolas, más baratas que los sindicatos alemanes. Por otra parte, el poder franquista creó “Casas de España” directamente controladas por la Embajada, pues los intermediarios de los capellanes católicos españoles resultaban cada vez menos fiables para el régimen franquista. El mismo Embajador de España escribe en persona en agosto de 1964 un telegrama diplomático confidencial al Ministro de Asuntos Exteriores español sugiriendo la creación de residencias controladas:
Una de las medidas más eficaces para contrarrestar la acción peligrosa de estos Centros (que son muy escasos en Alemania) es intensificar la ayuda a los Centros que controlamos, ofreciendo en ellos más atractivos a nuestros compatriotas27.
Estas misivas relativas a estas problemáticas fueron clasificadas como “confidenciales” y “mantenidas aparte” y eran discutidas en las más altas esferas de la dictadura, como en el Consejo de Ministros.
Estas estructuras fascistas y autoritarias del régimen franquista corrían parejas a unas estructuras sociales verticales que habían incitado a numerosos emigrantes al exilio forzado. La historia del abogado exitoso algo promiscuo que se había casado con la hija de un prócer franquista28 muestra hasta qué punto el poder de la dictadura podía servir para la venganza personal. Dicho abogado, cuyas intenciones fueron adivinadas por su suegro, es avisado in extremis de su futura detención y se fuga hacia la Alemania de los emigrados, sin quedarse mucho tiempo con ellos. Asimismo, Kim se entera de la historia de Purificación, una muchacha que huyó del incesto que la amenazaba trabajando de obrera en Alemania29.
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Estas historias individuales reflejan también, como en lo que respecta al militarismo, unas estructuras sociales autoritarias en que la sexualidad fuera del matrimonio –ya fuese delictiva o no– era silenciada por un régimen que se fundamentaba en una concepción extremadamente convencional de la vida de pareja. Es interesante ver que el sacerdote español que administra una residencia de obreras españolas está de acuerdo con un encuentro de sus feligresas en la residencia para hombres donde vive el protagonista del relato, y bromea acerca del hecho de que todo está prohibido en España pero que tal encuentro es posible en Alemania.
Fig. 831
Pero esta concepción conservadora de la sexualidad también se fundamenta en unas estructuras feudales de desigualdades sociales en las que sigue vigente el derecho de pernada. Detentar el poder y controlar la sexualidad a menudo son privilegios vinculados entre sí. La historia del jornalero Manuel que se da cuenta de que su hija ha sido violada por el hijo del latifundista es significativa de las estructuras casi feudales de aquella España rural que daban una base o eran el corolario del franquismo. Don Mateo, el latifundista, niega que su hijo Jorge haya podido violar a la hija de Manuel, aduciendo que su hijo va a casarse con una abogada: “Habrá tenido algún escarceo con algún chaval del pueblo y como tendrá miedo ha inventado esta historia”32. De vuelta a su casa, Manuel coge la escopeta para matar al violador de su hija, pero su esposa le hace entrar en razón, pues, como se trata del hijo de una persona importante, Manuel acabaría condenado al garrote vil y los miembros de su familia serían tratados como unos apestados. Su esposa lo convence para que se vaya a Alemania, pero Manuel se pregunta si no hubiese sido mejor ser sometido al garrote y haber lavado esa injusticia con la sangre del violador.
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Esta historia revela al mismo tiempo la condición social de numerosos emigrados que no tuvieron otra opción, pero refleja también las estructuras sociales de una España que controlaba hasta el comportamiento sexual de sus habitantes, siempre en provecho de los ricos y de los que detentaban el poder.
La gran fiesta organizada en la residencia de Kim entre emigrados y emigradas es como una gran liberación que permite la formación de algunas parejas e incluso discretas cópulas. Pero un elemento muy interesante de esta fiesta es la presentación de un travesti que tiene mucho éxito durante la velada34. Ahí conoció su momento de gloria ante sus compatriotas, hombres y mujeres, cuando en España fue menospreciado y apaleado por unos policías que le amenazaron con llevarlo a la comisaría por delito de vagabundeo, lo que le valdría dos años en las cárceles franquistas.
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Sus amigos homosexuales le aconsejan que vaya a un cabaret de travestis en Hamburgo: “Aquí esos hijos de puta han cortado tu carrera como hacen con todo”36. Esta última expresión (“como hacen con todo”) parece especialmente interesante. En este caso también es finalmente al amparo de la residencia de los emigrados en Alemania donde este homosexual puede expresarse, primero sobre su pasado, luego como artista.
Habíamos dado un título provocador a nuestro texto con la expresión “sexualidad descontrolada” en Alemania como reflejo de los traumas vividos en España. Kim nos enseña una cara poco conocida de aquella emigración: el atractivo que ejercen los hombres venidos del sur en las mujeres alemanas y viceversa (por cierto, el lector puede imaginar también que la belleza de las mujeres españolas había sabido conquistar los corazones germánicos). Lo que parece interesante a este respecto –aunque pueda parecer exagerado y ofrezca quizás una mirada “muy” masculina sobre las mujeres como objetos de codicia sexual– es el hecho de que Kim, quien revela detalladamente esas aventuras sexuales con mujeres alemanas (unas mujeres muy amables, incluso atrevidas), nos presenta a las mujeres alemanas muy libres en sus deseos, llevando al joven protagonista y a sus compañeros de sorpresa en sorpresa.
Fig. 1137
Ahí donde la sexualidad parece controlada por el franquismo, por el espíritu machista y autoritario omnipresente en España, aquella Alemania “tan” liberada desde este punto de vista según el protagonista (la realidad general fue algo distinta) abre los ojos de los españoles a la lúgubre realidad de su país de origen. Al fin y al cabo, la trayectoria del protagonista, Kim, es poco accidentada: estudiante cansado de sus estudios, se lanza a la aventura alemana sin sufrir por ello los rigores del trabajo que vivieron los emigrados, quienes muchas veces no podían volver a España, aunque a veces el protagonista haga pequeñas labores difíciles. El protagonista es perfectamente consciente de ello:
Para nosotros, los más jóvenes, esto de Alemania es como una aventura. Pero para la mayoría de los que ves es muy duro. Solo piensan en trabajar y ahorrar para volver a España con sus familias. A mucho de ellos, hoy [en el baile] es el primer día que los he visto sonreír38.
En un monólogo interior, el protagonista-narrador ya había dicho al respecto:
Me di cuenta de que lo que para nosotros era una experiencia, una aventura… incluso un divertimento, para algunos de aquellos hombres era la última oportunidad que les daba la vida para salir de su miseria…39
Kim/su protagonista vuelve finalmente a España para hacer la mili. El interés del libro consiste en dar una voz y una cara no solo a los emigrados sino también a todos sus compatriotas oprimidos por el franquismo. Como se afirma en la contraportada: “Nieve en los bolsillos es la crónica en primera persona de aquel viaje marcado por un mosaico de secundarios repletos de vida que recuperan la memoria colectiva de los españoles exilados”. Iremos un poco más allá afirmando que el tema implícito de esta novela gráfica que evoca el exilio en Alemania en 1963 es ¡‘España en 1963’!
[1] Como dice Álvaro Pons en su prefacio al libro de Kim, “El franquismo supo vender la emigración como un logro de su política exterior” (KIM, Nieve en los bolsillos. Alemania, 1963, Barcelona, Norma, 2018, p. 6).
[2] Acuerdo entre el Gobierno del Estado Español y el Gobierno de la República Federal de Alemania sobre migración, contratación de trabajadores españoles en la República Federal de Alemania.
[3] La Oficina Federal de Empleo de la RFA (Bundesanstalt für Arbeit).
[4] Carlos SANZ DÍAZ, “Las relaciones del IEE con Alemania”, in L. M. CALVO SALGADO, M. J. FERNÁNDEZ VICENTE, A. KREIENBRINK, C. SANZ DÍAZ y G. SANZ LAFUENTE (ed.), Historia del Instituto Español de Emigracion. La política migratoria exterior de España y el IEE del Franquismo a la Transición, Madrid, Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2009, p. 173.
[5] KIM, op. cit., p. 57-60.
[6] Ibid., p. 58.
[7] Ibid.
[8] Ibid., p. 20.
[9] Ibid., p. 93 y 113.
[10] Ibid., p. 23.
[11] Ibid.
[12] Ibid., p. 35.
[13] Un crítico alemán, Patrick Schirmer-Sastre, comentaba en Mallorca-Zeitung del 5 de junio de 2018 a propósito de Nieve en los bolsillos. Alemania, 1963 hasta qué punto los alemanes desconocen la emigración española y subraya la imagen positiva de los alemanes en el libro de Kim: “Das Buch zeichnet ein Bild von Deutschland, das wahrscheinlich viele Deutsche nie zu Gesicht bekommen haben. Nicht nur, weil es um die Schwierigkeit der Jobsuche unter verschärften Bedingungen geht. Sondern, weil es von einem verborgenen Schattensystem erzählt. Dabei geht es um diejenigen, die den illegalen Einwanderern halfen. Wie zwei Spanier etwa, die die sich für diese Menschen aufopfern. Kim lernt hübsche deutsche Mädchen kennen, hilfreiche Polizeibeamte, windige Italiener und immer wieder auch Landsleute, die in irgendeiner Form sein Schicksal teilen” (“El libro hace un retrato de Alemania que numerosos alemanes nunca han percibido probablemente. No solo porque se trata de la búsqueda de un trabajo en condiciones difíciles, sino porque relata un sistema en la sombra, oculto. Se trata de aquellos que asistieron a los emigrados clandestinos. Como, por ejemplo, dos españoles que intentaron aprovecharse de los recién llegados con propuestas deshonestas. Pero se trata también de los alemanes que ayudan a aquellos emigrados. Kim se topa con unas alemanas jóvenes y guapas, con policías dispuestos a ayudarlo, con rufianes italianos y a menudo con compatriotas que comparten su suerte de una u otra forma”, traducción nuestra).
[14] KIM, op. cit., p. 41-43.
[15] Ibid.
[16] Ibid., p. 50.
[17] Ibid.
[18] “Por los mismos años [1960-1967] se detectaron, igualmente, prácticas ilegales de intermediarios que, contra el pago de una cantidad, proporcionaban a emigrantes españoles el traslado hasta Alemania y el ingreso en el país por pasos fronterizos poco vigilados” (C. SANZ DÍAZ, op. cit., p. 175).
[19] Á. PONS en KIM, op. cit., p. 7.
[20] Ibid., p. 37.
[21] Ibid., p. 37.
[22] Ibid., p. 115-124. Recordemos que a esta guerra no confesada dedicó Jaime Martín la novela gráfica Las guerras silenciosas.
[23] Ibid., p. 119.
[24] Ibid., p. 37-38.
[25] Ibid., p. 130.
[26] Ibid., p. 129.
[27] Carta núm. 391 del marqués de Bolarque, embajador de España en Bonn, al ministro de Asuntos Exteriores Fernando Castiella, 7 de agosto de 1964, AMAE R 7651/4.
[28] KIM, op. cit., p. 183-186.
[29] Ibid., p. 154.
[30] Ibid., p. 186.
[31] Ibid., p. 55.
[32] Ibid., p. 88.
[33] Ibid., p. 89.
[34] Ibid., p. 147-149.
[35] Ibid., p. 143.
[36] Ibid., p. 144.
[37] Ibid., p. 98.
[38] Ibid., p. 151.
[39] Ibid., p. 91.
Resumen
Este artículo está dedicado a la novela gráfica autobiográfica en la que Kim repasa su año de estancia en la antigua República Federal de Alemania (1963). La experiencia de Kim con la comunidad de españoles emigrados le permite al lector descubrir ciertos aspectos poco conocidos de la colaboración entre las autoridades españolas y alemanas en torno a este fenómeno que se pretendía controlado pero ofrecía la posibilidad de desarrollar capacidades y horizontes que estaban cerrados para muchos en la España franquista, incluido el acceso a formas de experiencia sexual libre (fuera del matrimonio) que no eran frecuentes en la España de entonces. Se insiste en la ambigüedad diplomática de las relaciones entre ambos países, en la economía sumergida que contribuía al desarrollo de la RFA y en las ventajas económicas y personales que para muchos españoles tuvo la ayuda alemana.
Résumé
Cet article est consacré au roman graphique autobiographique dans lequel Kim fait le bilan de son année de séjour dans l’ancienne République Fédérale d’Allemagne (1963). L’expérience de Kim avec la communauté des émigrants espagnols permet au lecteur de découvrir certains aspects de la collaboration entre les autorités espagnoles et allemandes autour de ce phénomène qui offrait la possibilité de développer des capacités qui étaient inaccessibles pour beaucoup dans l’Espagne franquiste, y compris des expériences sexuelles libres qui étaient réprimées en Espagne. On insiste sur l’ambiguïté diplomatique des relations entre les deux pays, sur l’économie souterraine qui a contribué au développement de la RFA et sur les avantages économiques et personnels de cette aide allemande pour de nombreux Espagnols.
Philippe WELLNITZ
Université Paul Valéry de Montpellier
Institut de Recherche Intersite Études Culturelles (IRIEC)
KIM (seudónimo de Joaquim Aubert), Nieve en los bolsillos. Alemania, 1963, Barcelona, Norma, 2018.
MARTÍN, Jaime, Las guerras silenciosas, Barcelona, Norma, 2014.
SANZ DÍAZ, Carlos, “Las relaciones del IEE con Alemania”, in L. M. CALVO SALGADO, M. J. FERNÁNDEZ VICENTE, A. KREIENBRINK, C. SANZ DÍAZ y G. SANZ LAFUENTE (ed.), Historia del Instituto Español de Emigracion. La política migratoria exterior de España y el IEE del Franquismo a la Transición, Madrid, Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2009, p. 167-188.